Cómo hablar con un ser querido acerca de la pérdida de memoria
No es inusual que alguien que experimente deterioro cognitivo dude en hablar de ello hasta que un cuidador o un ser querido plantee el tema. Pero no tiene por qué ser una conversación incómoda. Al plantearlo de forma temprana, puede ayudar a la persona a tomar el control de la situación al consultar a un médico, vigilar los síntomas y planificar el futuro.1,2,3
Tener una conversación sincera sobre la pérdida de memoria y la enfermedad de Alzheimer podría no siempre ser fácil, pero pruebe estos enfoques para ayudar a que sea más compasivo y constructivo:
Empiece temprano.
Si nota pérdida de memoria u otros signos de Alzheimer, no postergue la conversación. Hablar sobre la situación lo antes posible es una de las mejores maneras de asegurarse de que un ser querido consiga la ayuda que necesita, cuando la necesite. Ni siquiera tiene que esperar a observar los síntomas para iniciar el diálogo, especialmente si hay antecedentes familiares de Alzheimer. Plantear el tema pronto puede ayudar a todo el mundo a estar más preparado en caso de que los síntomas aparezcan o aumenten más adelante.
Elija el tiempo, el lugar y las personas adecuados.
Planifique tener la conversación en una ocasión en la que su ser querido se sienta cómodo, en un entorno que no lo ponga a la defensiva. Si hay otro familiar o amigo de confianza cuya opinión valore, podría considerar pedirle que participe.
Piense de antemano en lo que dirá.
Con conversaciones como esta, es mejor no improvisar. Prepárese para la conversación pensando en ejemplos específicos de cambios que usted u otras personas han notado y por qué les preocupan. Puede iniciar la conversación hablando de estos cambios, después preguntarle a la persona si también ha notado los cambios o simplemente preguntarle cómo se siente.
Prepárese para hacer preguntas… y escuchar.
Mientras habla con su ser querido, intente comprender lo que ha notado, cómo se siente y qué otros factores podrían estar causando los cambios. Si cree que es el momento oportuno, también puede hacerle preguntas sobre sus preferencias para la atención médica, el cuidado o los asuntos legales y financieros si el deterioro cognitivo continúa.
Conserve la paciencia.
No se descoloque si su ser querido se enoja, se frustra o niega cualquier cambio. Esté preparado para estas reacciones y conserve la paciencia durante la conversación. Si lo necesita, tómese un descanso e intente reanudar la conversación más adelante, cuando los ánimos se hayan apaciguado.
Aliente a una visita al consultorio del médico.
Explique por qué revisar los síntomas de forma temprana puede poner a su ser querido en una mejor posición si necesita ayuda médica. Si se siente cómodo con la idea, ofrézcase a acompañarlo al médico: es posible que el apoyo moral sea todo lo que necesita para seguir adelante.
Promueva un diálogo continuo.
Una vez que exprese abiertamente sus observaciones e inquietudes, no es necesario que resuelva todo en una única conversación. Deje la puerta abierta para conversaciones de seguimiento para preguntar acerca de cualquier cambio, asegurarse de que la persona esté consultando a un médico y, si es necesario, empezar a planificar la atención y otros problemas.
Si nota pérdida de memoria u otros signos de Alzheimer, no postergue la conversación. Hablar sobre la situación lo antes posible es una de las mejores maneras de asegurarse de que un ser querido consiga la ayuda que necesita, cuando la necesite. Ni siquiera tiene que esperar a observar los síntomas para iniciar el diálogo, especialmente si hay antecedentes familiares de Alzheimer. Plantear el tema pronto puede ayudar a todo el mundo a estar más preparado en caso de que los síntomas aparezcan o aumenten más adelante.
Elija el tiempo, el lugar y las personas adecuados.
Planifique tener la conversación en una ocasión en la que su ser querido se sienta cómodo, en un entorno que no lo ponga a la defensiva. Si hay otro familiar o amigo de confianza cuya opinión valore, podría considerar pedirle que participe.
Piense de antemano en lo que dirá.
Con conversaciones como esta, es mejor no improvisar. Prepárese para la conversación pensando en ejemplos específicos de cambios que usted u otras personas han notado y por qué les preocupan. Puede iniciar la conversación hablando de estos cambios, después preguntarle a la persona si también ha notado los cambios o simplemente preguntarle cómo se siente.
Prepárese para hacer preguntas… y escuchar.
Mientras habla con su ser querido, intente comprender lo que ha notado, cómo se siente y qué otros factores podrían estar causando los cambios. Si cree que es el momento oportuno, también puede hacerle preguntas sobre sus preferencias para la atención médica, el cuidado o los asuntos legales y financieros si el deterioro cognitivo continúa.
Conserve la paciencia.
No se descoloque si su ser querido se enoja, se frustra o niega cualquier cambio. Esté preparado para estas reacciones y conserve la paciencia durante la conversación. Si lo necesita, tómese un descanso e intente reanudar la conversación más adelante, cuando los ánimos se hayan apaciguado.
Aliente a una visita al consultorio del médico.
Explique por qué revisar los síntomas de forma temprana puede poner a su ser querido en una mejor posición si necesita ayuda médica. Si se siente cómodo con la idea, ofrézcase a acompañarlo al médico: es posible que el apoyo moral sea todo lo que necesita para seguir adelante.
Promueva un diálogo continuo.
Una vez que exprese abiertamente sus observaciones e inquietudes, no es necesario que resuelva todo en una única conversación. Deje la puerta abierta para conversaciones de seguimiento para preguntar acerca de cualquier cambio, asegurarse de que la persona esté consultando a un médico y, si es necesario, empezar a planificar la atención y otros problemas.