Aunque la educación y los recursos sobre la menopausia están en aumento, la perimenopausia todavía suele ser una experiencia confusa. Muchas mujeres atraviesan síntomas disruptivos durante años sin la orientación médica adecuada, sin validación ni apoyo —enfrentando un momento turbulento en su salud con muy poca ayuda.
La perimenopausia es más que un cambio en la función reproductiva y síntomas desafiantes —también es un momento de mayor riesgo para el desarrollo de enfermedades y una oportunidad para la prevención de problemas de salud cerebral.
Las mujeres tienen el doble de probabilidad que los hombres de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Las personas negras, incluidas las mujeres, tienen el doble de probabilidad de tener Alzheimer en comparación con las personas blancas, mientras que las personas latinas tienen aproximadamente una vez y media más probabilidad de desarrollarla 4. Los científicos han asumido que las mujeres son más propensas a padecer Alzheimer porque tienden a vivir más tiempo que los hombres. Sin embargo, históricamente las mujeres han estado subrepresentadas en los ensayos clínicos, lo que ha llevado a una falta de datos reales sobre las diferencias específicas por sexo en el riesgo de la enfermedad. Los investigadores, insatisfechos con estas explicaciones, están profundizando más. Están explorando cómo los factores biológicos, sociales y culturales pueden contribuir al mayor riesgo en las mujeres 5. Un área de creciente interés es la menopausia. Los científicos creen que una de las razones del aumento del riesgo puede estar en los cambios cerebrales que comienzan durante esta transición, particularmente aquellos relacionados con la disminución del estrógeno —una hormona esencial no solo para la reproducción, sino también para la energía y la protección del cerebro.
Aunque el Alzheimer es una enfermedad que suele aparecer más tarde en la vida, comienza a desarrollarse en el cerebro desde la mediana edad. Esto hace que la transición menopáusica —cuando muchos de estos primeros cambios cerebrales pueden estar ocurriendo— sea una ventana potencialmente crítica tanto para comprender el riesgo como para tomar medidas 6.
Los determinantes sociales también juegan un papel importante. Factores como el acceso a la educación, la atención médica, las oportunidades económicas y la experiencia de la discriminación racial influyen en la salud cerebral a largo plazo —y las mujeres, especialmente las mujeres de color, enfrentan barreras desproporcionadas en estas áreas. Estos factores se acumulan a lo largo de las décadas, creando riesgos de salud desiguales más adelante en la vida.
A medida que los niveles de estrógeno disminuyen durante la menopausia, el cerebro puede perder su capacidad de usar glucosa de manera eficiente. Esta “crisis energética” puede llevar al cerebro a buscar fuentes alternativas de combustible y, en algunos casos, incluso a descomponer su propio tejido para obtener energía. Estos cambios se han relacionado con marcadores tempranos de la enfermedad de Alzheimer, como la acumulación de placas amiloides y la alteración de la estructura cerebral 7.
Muchas mujeres reportan síntomas como “mente nublada”, olvidos o dificultad para concentrarse durante esta transición. Estos cambios cognitivos pueden ser frustrantes—y para algunas, profundamente desconcertantes. No es raro experimentar una disminución en la confianza, especialmente en el trabajo o en roles que exigen agudeza mental, memoria y multitarea. Aunque comunes, estas señales también forman parte del panorama más amplio de cómo la menopausia impacta la función cognitiva. Comprender estos cambios ofrece la oportunidad no solo de validar las experiencias de las mujeres, sino de actuar antes y de manera más efectiva para proteger la salud cerebral 8.
Sus preocupaciones son válidas y merecen atención
Aunque la educación y los recursos sobre la menopausia están en aumento, la perimenopausia todavía suele ser una experiencia confusa. Muchas mujeres atraviesan síntomas disruptivos durante años sin la orientación médica adecuada, sin validación ni apoyo —enfrentando un momento turbulento en su salud con muy poca ayuda.
La perimenopausia es más que un cambio en la función reproductiva y síntomas desafiantes —también es un momento de mayor riesgo para el desarrollo de enfermedades y una oportunidad para la prevención de problemas de salud cerebral.
Las mujeres tienen el doble de probabilidad que los hombres de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Las personas negras, incluidas las mujeres, tienen el doble de probabilidad de tener Alzheimer en comparación con las personas blancas, mientras que las personas latinas tienen aproximadamente una vez y media más probabilidad de desarrollarla 4. Los científicos han asumido que las mujeres son más propensas a padecer Alzheimer porque tienden a vivir más tiempo que los hombres. Sin embargo, históricamente las mujeres han estado subrepresentadas en los ensayos clínicos, lo que ha llevado a una falta de datos reales sobre las diferencias específicas por sexo en el riesgo de la enfermedad. Los investigadores, insatisfechos con estas explicaciones, están profundizando más. Están explorando cómo los factores biológicos, sociales y culturales pueden contribuir al mayor riesgo en las mujeres 5. Un área de creciente interés es la menopausia. Los científicos creen que una de las razones del aumento del riesgo puede estar en los cambios cerebrales que comienzan durante esta transición, particularmente aquellos relacionados con la disminución del estrógeno —una hormona esencial no solo para la reproducción, sino también para la energía y la protección del cerebro.
Aunque el Alzheimer es una enfermedad que suele aparecer más tarde en la vida, comienza a desarrollarse en el cerebro desde la mediana edad. Esto hace que la transición menopáusica —cuando muchos de estos primeros cambios cerebrales pueden estar ocurriendo— sea una ventana potencialmente crítica tanto para comprender el riesgo como para tomar medidas 6.
Los determinantes sociales también juegan un papel importante. Factores como el acceso a la educación, la atención médica, las oportunidades económicas y la experiencia de la discriminación racial influyen en la salud cerebral a largo plazo —y las mujeres, especialmente las mujeres de color, enfrentan barreras desproporcionadas en estas áreas. Estos factores se acumulan a lo largo de las décadas, creando riesgos de salud desiguales más adelante en la vida.
A medida que los niveles de estrógeno disminuyen durante la menopausia, el cerebro puede perder su capacidad de usar glucosa de manera eficiente. Esta “crisis energética” puede llevar al cerebro a buscar fuentes alternativas de combustible y, en algunos casos, incluso a descomponer su propio tejido para obtener energía. Estos cambios se han relacionado con marcadores tempranos de la enfermedad de Alzheimer, como la acumulación de placas amiloides y la alteración de la estructura cerebral 7.
Muchas mujeres reportan síntomas como “mente nublada”, olvidos o dificultad para concentrarse durante esta transición. Estos cambios cognitivos pueden ser frustrantes—y para algunas, profundamente desconcertantes. No es raro experimentar una disminución en la confianza, especialmente en el trabajo o en roles que exigen agudeza mental, memoria y multitarea. Aunque comunes, estas señales también forman parte del panorama más amplio de cómo la menopausia impacta la función cognitiva. Comprender estos cambios ofrece la oportunidad no solo de validar las experiencias de las mujeres, sino de actuar antes y de manera más efectiva para proteger la salud cerebral 8.
Sus preocupaciones son válidas y merecen atención